La estructura de interpolación refiere al orden de palabras donde uno o varios elementos se interponen (esto es, se interpolan) entre un pronombre átono de objeto en posición preverbal y su verbo correspondiente. La adyacencia inmediata del pronombre al verbo es históricamente mayoritaria en castellano (ej. 1a), pero en la lengua antigua se dan también numerosas secuencias discontinuas de estos constituyentes, con interpolación entre ellos de otro elemento (ej. 1b):
1a Cuando la buena muger esto oyó, comoquier que non lo creía, tovo d'esto muy grand pesar e entristeció muy fieramente (Conde Lucanor 219, 29)
1b Cuando el marido esto oyó, comoquier que lo non creyó, tomó ende grand pesar e fincó muy triste (Conde Lucanor 220, 6)
La interpolación es propia de periodos hipotácticos, aunque puede aparecer también en paratácticos. En lo que concierne a los elementos interpolados, la mayor frecuencia corresponde al adverbio de negación non, seguido por los pronombres personales con función de sujeto y por otros adverbios del predicado. En menor medida se hallan también sujetos nominales, sintagmas preposicionales con función adverbial y raramente elementos con función sintáctica de objeto directo o indirecto.
En la gran mayoría de casos se interpola un único elemento entre el pronombre y el verbo, pero a veces pueden interpolarse dos o más constituyentes con función sintáctica diferente (ej. 2 a y b). La interpolación puede darse tanto en periodos con verbos en forma personal como no personal (ej. 2b).
2a los que lo tan bien non entendieren (Conde Lucanor 51, 5)
2b Pues por cual razón pudo ser señor de la él así en tan poco tiempo aver e ganar, non puede omne entender ý ál (Primera Crónica General 769a43)
Los primeros estudios que destacan la existencia del orden interpolado son los de Meyer-Lübke (1897), Chenery (1905) y Menéndez Pidal (1908). Se observó la presencia en la lengua latina y su perpetuación en las lenguas romances de forma variable. Se ha destacado un retroceso general en su evolución diacrónica y diatópica puesto que lenguas como el asturleonés y el gallego o el portugués aún la contienen con cierta vitalidad, mientras que otras como el rumano o el español la abandonaron a finales de la Edad Media. Algunas lenguas iberorromances como el navarro, el aragonés y el catalán nunca la desarrollaron plenamente.
Los autores mencionados barajaron la hipótesis de que el castellano tomó la estructura del gallegoportugués en época alfonsí. Sin embargo, la documentación anterior a dicha época manejada en estudios posteriores indica que está presente en Castilla desde, al menos, la segunda década del siglo XIII (Castillo, 1996, 1998).
En algunos estudios (Matute, 2013), esta estructura se considera indicadora de adscripción dialectal; la diferente frecuencia de uso podría reflejar una estructuración sintáctica diversa en el ámbito iberorromance medieval: es abundante en el oeste y el centro peninsular, y es poco frecuente en el oriente (desde Navarra y La Rioja hacia el área catalanohablante).
La documentación del español medieval con fecha y localización seguras evidencia notables diferencias dialectales internas que han sido esbozadas en mapas dialectales (Matute, 2004).
Este estudio se ha realizado utilizando los datos del corpus CODEA+22, del que se han obtenido 1671 ocurrencias de los siglos XIII al XVI de diplomas con fecha y lugar seguros, en las cuales era posible la interpolación de un elemento del área preverbal entre un pronombre personal objeto de tercera persona (le/s, la/s, lo/s) y su verbo.
De ese total de 1671 ocurrencias, presentan interpolación 725. Como se aprecia en la figura 1, la estructura con interpolación es mayoritaria en los siglos XIV y XV. De hecho, ya lo era desde el último tercio del siglo XIII (93 casos de interpolación frente a 79 de no interpolación). Este dato es coherente con lo que se observa en la prosa historiográfica alfonsí y pondría en cuestión que se trate de la variante marcada pragmáticamente en castellano antiguo (v. Castillo 2004). El declive de la estructura interpolada es muy claro a partir del siglo XVI, en el que la mitad de las ocurrencias (43 de 87) se halla en fórmulas. Mediante una consulta de los datos del siglo XVII en CODEA+22, comprobamos que la interpolación solo aparece de manera residual (registramos trece casos, de los cuales diez corresponden a fórmulas, frente a 346 en los que, siendo posible, no se da).

Figura 1. Distribución cronológica de interpolación y no interpolación en CODEA+22 (conle/s, la/s, lo/s).
Las ocurrencias anteriores a 1250 de localización segura son solo tres: dos aparecen en cartas de donación de particulares al clero expedidas en Salamanca (la más antigua de 1233 y otra de 1244) y una en un diploma de Fernando III escrito en Sevilla en 1240. A estas hay que sumar la ocurrencia de interpolación más temprana de CODEA+22, fechada con seguridad en 1223, pero de localización insegura (¿Palencia?), por lo que no se ha incluido en el mapa:
3 […] otorgó el prior fre Migael estas fuerzas que las él mandava fazer, e esto otorgó delant don Tello de Olea, e Roy Campo, e Martín Porra (CODEA-0235, 1223, [Palencia])
Recordemos que estos registros tempranos son importantes para dirimir si la interpolación pudo tener en castellano raíces autóctonas o bien se originó por contacto con los dialectos occidentales, sobre todo en época alfonsí, como propusieron algunos autores. A este respecto, el corpus CODEA+22, por los pocos ejemplos previos a 1250 que ofrece, no es tan informativo como lo es la colección de los Documentos lingüísticos de España (Castillo 1996, 1998), que contiene una decena de documentaciones de esa época del área central, que abogarían por el carácter autóctono de la interpolación en Castilla. En los datos de CODEA+22 se aprecia que la estructura se multiplica en el último tercio de esa centuria (93 casos del total de 106 interpolaciones registradas ese siglo), superando desde entonces a la estructura sin interpolación hasta finales del siglo XV. En el siglo XVI la curva de la interpolación desciende abrupta y definitivamente, en consonancia con otra serie de cambios en la sintaxis del pronombre átono que incrementan su gramaticalización.

Figura 2. Evolución del par variable en CODEA+22 (con le/s, la/s, lo/s).
En cuanto a la distribución diatópica, el mapa 1 muestra que la interpolación aparece documentada en todas las provincias excepto en algunas del oriente peninsular: Huesca, Teruel, Lérida, Gerona, Barcelona, Castellón y Mallorca. En el sur, destaca la ausencia de esta estructura en Ciudad Real y en Málaga, lo que puede deberse a la escasez de documentación de esas áreas en el corpus CODEA+22. Por el contrario, el empleo de la interpolación es notablemente más elevado que el de la estructura no interpolada en muy diversos territorios peninsulares: al occidente en Asturias, León y Zamora; en el área central, en Cantabria, Burgos, Toledo, Córdoba y Jaén; y al oriente en La Rioja. Hay paridad en el uso de la interpolación y su ausencia en las provincias de Valladolid, Segovia, Cáceres, Cádiz, Murcia y Valencia. En el resto del territorio, prevalece la estructura no interpolada frente a la interpolada, aunque ambas se documentan.

Mapa 1. Interpolación de un elemento en CODEA+22 (con le/s, la/s, lo/s).
La interpolación de dos o más elementos, en cambio, presenta una distribución geográfica más localizada en el centro peninsular (v. mapa 2).

Mapa 2. Interpolación múltiple en CODEA+22 (con le/s, la/s, lo/s).
Los mapas del AHE reflejan, además, que la mayor intensidad en el uso de la interpolación tanto simple como múltiple se encuentra en el área de Castilla centro-occidental (Burgos, Valladolid, Toledo y Ávila), lo cual quizás responda a que el corpus contiene más documentación de esas provincias que del resto o bien al hecho de que en ellas se produjeron más documentos cancillerescos, en los que la estructura gozó de superior cultivo.
Los diplomas de la cancillería castellano-leonesa contienen interpolaciones con especial abundancia y desde la primera mitad del siglo XIII. En cambio, es necesario esperar a la segunda mitad del siglo XIII para encontrar su documentación en diplomas de ámbito particular en Castilla; a partir de la década de 1270, se documenta en diplomas del área de Burgos, Ávila o Toledo, y en 1286 se halla más al oriente, en La Rioja, en diplomas de ámbito local.
Una visión de conjunto (figura 3) revela que la mitad de los ejemplos de interpolación recogidos entre los siglos XIII y XVI corresponden al ámbito cancilleresco y que en los diplomas de este ámbito y del eclesiástico se encuentra el 71% de los registros, lo que indicaría que la estructura tenía un perfil diastrático alto (a menos que estos datos resulten de una composición desequilibrada del corpus).

Figura 3. Distribución de la interpolación en CODEA+22 por ámbito de emisión (con le/s, la/s, lo/s).
Además, resulta muy significativo que la documentación de la interpolación en diversos puntos del oriente peninsular se encuentre en diplomas cancillerescos, nunca locales, lo cual conduce a dudar del empleo de esta estructura en todos los estratos y ámbitos de uso de la lengua dentro de ese territorio peninsular.
Para completar esta descripción, será necesario extraer los datos de CODEA+22 en los que la interpolación interviene con los restantes pronombres personales de objeto de 1ª y 2ª personas (singular y plural), así como con el pronombre se. De este modo, se podrá comprobar la consistencia de los datos aquí examinados con los que faltan por explorar. Por otra parte, será interesante contrastar los resultados presentes con los que arrojen otros corpus de colecciones documentales como CORHEN, CORDEREGRA y otros subcorpus de CHARTA que puedan aportar más datos sobre la distribución cronológica y geográfica del fenómeno, pero también con los que se obtengan en textos de géneros diversos: historiográfico, literario, jurídico y científico. Mediante esta comparación se podrá valorar mejor en qué medida se practicó la interpolación en el área central antes de 1250, pero también hasta qué punto pudo tener un uso estilístico y pudo incluso haber estado circunscrita a algunas tradiciones discursivas, como la documental, al menos en su etapa final (claramente en el siglo XVII, en el que se mantiene exclusivamente en fórmulas del lenguaje administrativo, pero seguramente también en el siglo XVI, donde la mitad de los ejemplos analizados se dan igualmente en expresiones fijas).
La exploración de la sintaxis pronominal con y sin interpolación en periodos en los que intervienen le/s, la/s, lo/s en el corpus CODEA+22 revela que la interpolación fue más frecuente entre el último tercio del siglo XIII y finales del siglo XV que la estructura con adyacencia de pronombre y verbo. Este dato es coherente con lo observado en la prosa historiográfica alfonsí y confirma que pudo ser variante no marcada en la lengua antigua. Los datos reflejan, además, un uso superior de la interpolación en el centro y occidente peninsulares y su ausencia en áreas orientales.
Castillo Lluch, Mónica (1996): La posición del pronombre átono en la prosa hispánica medieval, Lille, ANRT.
Castillo Lluch, Mónica (1998): "La interpolación en español antiguo". En: Claudio García Turza, Fabián González Bachiller y Javier Mangado Martínez (eds.): Actas del Cuarto Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, Logroño, Universidad de la Rioja, 1998, I, 409-422.
Castillo Lluch, Mónica (2004): "L’emphase et la syntaxe du pronom personnel atone en espagnol médiéval dans une perspective romane ». En Maria Helena Araújo Carreira (ed.): Plus ou moins ?! L’atténuation et l’intensification dans les langues romanes, Saint-Denis : Université Paris 8, 343-356 (Travaux et documents, 24).
Chenery, Winthrop Holt (1905): "Object-pronouns in dependent clauses: A study in old Spanish word-order", Publications of the Modern Language Association of America, 20, 1-151.
Matute, Cristina. 2004: Los sistemas pronominales en español antiguo. Problemas y métodos para una reconstrucción histórica. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid / Ed. de la autora <http://www.corpusrural.es/publicaciones.php>.
Matute, Cristina. 2013: "Hacia una caracterización dialectal de la interpolación en el castellano de la Edad Media". En Emili Casanova Herrero y Cesáreo Calvo Rigual (eds.): Actas del XXVI Congreso Internacional de Lingüística y Filología Románica. Valencia 2010. Vol. 6. Berlin: Walter de Gruyter, 155-164.
Menéndez Pidal, Ramón (1908): Cantar de Mio Cid. Texto, gramática y vocabulario, Madrid, Espasa Calpe.
Meyer-Lübke, Wilhelm (1897): "Zur Stellung der tonlosen Objektspronomina", Zeitschrift für romanische Philologie, 21, pp. 313-334.