Las formas breves (tipo este, esse) y largas o reforzadas (tipo aqueste, aquesse, aquel) de los demostrativos coexistieron desde las primeras manifestaciones escritas en castellano hasta la desaparición de las formas reforzadas en el siglo xvii. En origen las formas largas proceden de demostrativos enfáticos que añaden a la base iste, ipse, ille un incremento no documentado que se ha reconstruido como ecce, *accu o *atque y dan como resultado las formas del tipo aqueste, aquesse, aquel. Mientras que en época antigua todos los romances peninsulares conocieron las formas reforzadas del demostrativo de proximidad, en la actualidad solamente perduran en catalán, y ni siquiera en todo su territorio, pues las formas breves son habituales en buena parte del catalán occidental: en valenciano y ribagorzano (donde hay un sistema tripartito con este, eixe, aquell) y en tortosino (con sistema bimembre este, aquell) (Veny y Massanell 2015: 363-4).
El problema de la variación entre las formas breves y largas de los demostrativos ha sido abordado en muy pocos estudios, y los que existen se han centrado principalmente en la cuestión de si hay una diferencia semántica o funcional entre este y aqueste, sin apenas detenerse en la distribución geográfica de las variantes (Enrique-Arias 2018: 1556-59).
El primer trabajo que consideró la dimensión dialectal es el de Gómez Casañ (1997) donde se examina el reparto de las formas largas y breves en colecciones documentales de Castilla y León, Navarra y Aragón. En los datos de Casañ el uso de aqueste es en general muy minoritario tanto en Castilla y León como en Navarra; el mayor empleo se da en el siglo xiii (3,9 % y 9,4 % respectivamente) para disminuir hasta prácticamente desaparecer en los siglos siguientes. En Aragón el empleo de la forma larga es también minoritario en el xiii (8,5 %), pero a diferencia de lo que ocurre con los otros romances, aumenta decididamente en los siglos siguientes hasta llegar al 73,1 % en el xv.
Por su parte Enrique-Arias (2012; 2018) y Enrique-Arias, Gomila Albal y Ribas Marí (2023) extraen datos de la distribución de formas breves y reforzadas en Aragón, Navarra y varias provincias de Castilla y León a partir del CODEA. Los resultados son semejantes a los que presenta Casañ. De nuevo, en los textos castellanos y leoneses las formas reforzadas son muy minoritarias mientras que en los documentos aragoneses es mucho mayor la presencia de formas largas, que es mayoritaria a lo largo de gran parte del periodo considerado. Enrique-Arias (2018) atribuye el aumento de frecuencia de aqueste en Aragón a la influencia de los modelos escriturarios catalanes que emanan de la Cancillería Real y, el posterior declive, a la castellanización cultural que se intensifica a partir del Compromiso de Caspe y a la unión dinástica con Castilla.
El mapa del AHE se ha obtenido a partir de búsquedas de las siguientes secuencias:
a) aquest/aquesto/aqueste/aquestes/aquesti/aquestos/aquesta/aquestas
b) este/éste/esti/esta/ésta/estos/éstos/estas/éstas/esto/est
El ejemplo más antiguo de las formas largas en el CODEA es un caso de aquestas que aparece en un documento de Toledo de 1199. Los ejemplos más tardíos son un caso de aquesta y otro de aquesto que se registran en Madrid en 1623 y 1641 respectivamente.
Los datos del corpus CODEA confirman las tendencias de las colecciones documentales revisadas en los estudios anteriores. En un principio, como se aprecia en el mapa del siglo xiii, las formas largas se extendían de forma bastante uniforme por todo el norte peninsular, tanto en Asturias y León como en Castilla, Navarra y Aragón. A partir del siglo xiv es patente el contraste entre oriente y occidente: las formas largas tienen muchísima mayor presencia en Aragón mientras que pasan a estar prácticamente ausentes en Navarra, Castilla y León. Por último, vemos que en el siglo xvi ya se puede observar el declive de las formas largas: no hay ningún ejemplo en los datos de Castilla y León y tampoco en los de Navarra al tiempo que en Aragón hay un descenso con respecto del siglo anterior.
La evolución observada en Castilla, León y Navarra refleja un uso muy minoritario de estas formas ya en los textos más antiguos y una disminución progresiva hasta su práctica desaparición; es por tanto un cambio unidireccional sin mayores peculiaridades. La evolución que se da en Aragón es más atípica y se corresponde con lo que se ha dado en llamar una curva de cambio fallido (Postma 2010), es decir, un aumento de frecuencia de una variante a lo largo del tiempo seguida de un descenso pronunciado que indica que la variante en cuestión no llega a generalizarse, sino que disminuye y desaparece. Gómez Casañ (1997: 231) atribuía a influjo oriental las formas largas que aparecen en Castilla, pero, a la vista de la presencia residual de estas formas incluso en la zona castellana colindante con Aragón ya desde el siglo xiv, difícilmente se puede hablar de influencia aragonesa en el castellano. Más bien parece que lo que se da en Aragón a lo largo de los siglos xiii al xvi es la influencia fluctuante del catalán primero, y del castellano después. En efecto, en catalán las formas reforzadas se llegaron a generalizar desde muy pronto tal como muestran los datos del CICA (Corpus Informatitzat del Català Antic), donde el catalán presenta ya desde los textos más antiguos porcentajes mucho más altos de formas reforzadas en comparación con los demás romances peninsulares. Al mismo tiempo que en Aragón se da este rasgo en común con el catalán, Navarra sigue la tendencia del castellano y las formas reforzadas disminuyen hasta desaparecer. En la Figura 1 en que combinamos los datos del CODEA para los iberorromances centrales con los del CICA para el catalán se aprecia la situación fluctuante de Aragón en lo que respecta a la influencia de los romances vecinos que da lugar a la curva de cambio fallido a que hemos aludido:

Figura 1: Porcentaje de formas largas tipo aqueste en CODEA y CICA
La evolución reflejada en la Figura 1 es congruente con el contexto lingüístico, político y cultural en que se sitúa Aragón en la Baja Edad Media. Como es bien sabido, las variedades aragonesas comparten muchos rasgos lingüísticos con el catalán por lo que no es extraño el trasvase de estructuras entre las dos lenguas. El aumento de las formas largas en Aragón se habría visto apoyado por el influjo de los modelos lingüísticos catalanes que irradiaban desde la Cancillería Real. La situación cambiaría paulatinamente con la creciente castellanización lingüística de Aragón: la pujanza de Castilla en numerosos ámbitos (militar, territorial, económico, político, cultural) hizo que los rasgos castellanos fueran percibidos como prestigiosos en Aragón, de modo que los estratos sociales más cultos primero, y las clases populares después, los fueran adoptando. Esta influencia se vería acelerada por la entronización de la dinastía castellanohablante de los Trastámara en la Corona de Aragón a comienzos del xv, si bien en los datos del CODEA se aprecia la persistencia de las formas largas hasta bien entrado el xvi.
Si en efecto la castellanización de Aragón se dio primero entre las clases altas esperaríamos que la adopción de las formas cortas tipo este se difundiera desde registros más cercanos a los estratos sociales altos. El problema es que en el CODEA apenas hay textos cancillerescos y jurídicos aragoneses que permitieran representar la lengua de los estratos altos. Como se aprecia en la Figura 2, formada a partir de los géneros disponibles, los documentos particulares, supuestamente más cercanos al vernáculo, presentan valores más bajos (por ejemplo, un total de 79,4 % en los textos del xv) mientras que los eclesiásticos (junto a algunos municipales) son casi categóricos en el uso de formas largas (94,9 %). Esta distribución reflejaría la tendencia contraria, es decir, la propagación del cambio castellanizador desde registros más vernáculos, pero, de nuevo, los documentos eclesiásticos y los particulares están muy cerca en términos de registro; de hecho, la diferencia global registrada no es significativa estadísticamente:

Figura 2: Porcentaje de formas largas tipo aqueste en Aragón según ámbito de emisión
Un dato que apunta a la más temprana adopción de modelos castellanos en las capas más altas de la sociedad aragonesa es lo observado en el trabajo de Lleal (1997: 246-47), que compila un corpus de 200 documentos cancillerescos en castellano procedentes del Archivo de la Corona de Aragón, emitidos entre 1412 y 1498. En sus datos globales para todo el siglo aqueste alcanza un porcentaje de un 30,8 % (117/380) mucho más bajo del que presentan los textos particulares y eclesiásticos del CODEA. Además, la autora observa la “decadencia del uso” a lo largo del siglo, hasta el punto de estar ausente en los documentos de las últimas décadas (p. 12).
Los conteos que se ofrecen en Enrique-Arias (2018: 1564-65) de una quincena de textos literarios de diferentes tipologías confirman las mismas tendencias: los textos castellanos exhiben porcentajes de formas largas que en ningún caso llegan al 3 % mientras que, en los textos aragoneses, la presencia de formas largas es mucho más alta: por ejemplo, 61,2% en la Crónica de España; 52,0% en la Crónica Conquiridores, 52% en la Visión deleytable (ca. 1452) o 15,1% en la Crónica de Aragón Vagad (1499). Los valores de los textos aragoneses, aun siendo mucho más altos que los castellanos, quedan por debajo de los de los textos documentales lo cual indicaría que en los textos literarios no llegó a ser tan intensa la influencia catalana al tiempo que fue más temprano el proceso de castellanización.
Las formas largas tipo aqueste de los demostrativos fueron muy minoritarias en el xiii tanto en Castilla y León como en Navarra y Aragón; a partir del xiv se dio un acusado aumento de frecuencia de aqueste en Aragón, seguramente por influencia catalana, que contrasta con la disminución que se da en Castilla, León y Navarra. Aunque la difusión de aqueste en Aragón llegó a ser casi categórica en determinados registros, no llegó a consolidarse y a partir del siglo xv, debido a la castellanización de Aragón, su frecuencia empezó a decaer hasta desaparecer en la lengua moderna.
Enrique-Arias, Andrés (2012): “Dos problemas en el uso de corpus diacrónicos del español: perspectiva y comparabilidad”, Scriptum digital, 1, 85-106 <scriptumdigital.org/documents/ENRIQUE-ARIAS.pdf>.
Enrique-Arias, Andrés (2018). “Factores diatópicos en la variación entre este y aqueste en la historia del español”. En: María Luisa Arnal Purroy, Rosa María Castañer, José Mª Enguita Utrilla, Vicente Lagüéns Gracia, María Antonia Martín Zorraquino (eds.). Actas del X Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española. Zaragoza: Institución Fernando el Católico, vol. 2, 1553-1569 <https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/37/61/36enriquearias.pdf>
Enrique-Arias, Andrés, Patricia Ribas Marí, Marina Gomila Albal (2023). “Algunos trasvases lingüísticos entre Castilla y el oriente peninsular en la baja Edad Media”. En Pedro Sánchez-Prieto Borja y Belén Almeida Cabrejas (eds.) Varia lección de la lengua española. Estudios sobre el corpus CODEA. Valencia: Tirant lo Blanc, 137-172.
Gómez Casañ, Rosa (1997): “¿Existen formas enfáticas y no enfáticas de los pronombres demostrativos en el castellano medieval?”, en Beatriz Gallardo Paúls, Daniel Jorques Jiménez, María Amparo Alcina Caudet, Montserrat Veyrat Rigat, Enric Serra Alegre, coords., Panorama de la investigació lingüística a l'Estat espanyol: Actes del I congrés de lingüística general, vol. 5, 222-235.
Lleal, Coloma (1997): El castellano del siglo XV en la Corona de Aragón, Zaragoza, Institución Fernando el Católico.
Postma, Gertjan (2010): “The impact of failed changes”, en Anne Breitbarth, Christopher Lucas, Sheila Watts y David Willis, eds., Continuity and change in grammar, Amsterdam-Filadelfia, John Benjamins, 269-302.
Veny, Joan y Mar Massanell (2015): Dialectologia catalana. Aproximació pràctica als parlars catalans, Barcelona-Alicante-Valencia, Universidad de Barcelona-Universidad de Alicante-Universidad de Valencia.