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Las desinencias de 2ª persona plural en español

La diacronía de las desinencias verbales de 2ª persona plural supone uno de los cambios más significativos y característicos de la historia de la lengua española. Las terminaciones latinas -ātis, -ētis, -ītis y la analógica -utis (sutis) evolucionan, por efecto de la sonorización, en las terminaciones -ades, -edes, -ides y -odes (sodes). Estas formas largas se conservan en gallego (andades, queredes, saídes), mientras que las consecuencias del cambio fonético determinarán la suerte de estas desinencias en las variedades románicas más innovadoras. La síncopa vocálica explicaría las formas del aragonés: trobatz, temetz, partitz. Estas terminaciones entroncan con las del navarro medieval que aparecen reducidas en el corpus CODEA ya a mediados del siglo XIV (“e este devant dites viñes devez tenirles vós”).

La pérdida de la consonante sonora provoca en español un hiato vocálico (-áes, -ées, -óes), cuya solución configura dos rasgos dialectales fundamentales de este idioma: las asimiladas (cantás, perdés, sos) caracterizadoras de las variedades voseantes (prototípicamente, las rioplatenses) y las diptongadas (cantáis, perdéis, sois) propias del resto de variedades (de manera destacada, la europea). Los verbos de la 3ª conjugación (salir) presentan la desinencia asimilada en la flexión estándar, si bien la expansión de saléis en los dialectos meridionales del español europeo, así como su documentación en algunas modalidades norteñas (Navarra, La Rioja, norte de Burgos y Palencia) y centrales (Ávila, Segovia, Toledo), sugiere un primitivo intento de nivelación desinencial.

Además de constituir un capítulo fundamental en todos los manuales y gramáticas históricas, el desarrollo de las desinencias de 2ª persona plural del español ha recibido una amplia atención por parte de los historiadores de esta lengua y es uno de los problemas clásicos de la filología hispánica (Malkiel, 1949; Lapesa, 1970 [2000]). Bustos Gisbert (2007) plantea los problemas que, a pesar de los numerosos estudios dedicados a este tema hasta principios del siglo XXI, siguen sin obtener respuesta: a) las causas, fonéticas o morfológicas, de la pérdida de -d-; b) la cronología de esta pérdida; c) la disparidad cronológica entre las formas verbales llanas o paraxítonas (cantades) y las esdrújulas o proparoxítonas (cantávades); d) la relación entre la síncopa consonántica y el voseo americano.

Los trabajos de Dworkin (1988a, 1988b) y de Rini (1996, 1999) se han ocupado en establecer las motivaciones fonéticas o morfológicas de la caída de -d- y la consecuente creación de las desinencias modernas. En síntesis, estos autores abogan por un condicionante morfológico de esta pérdida consonántica que inicia en el paradigma verbal y se extiende a otras clases léxicas. Esta hipótesis colisiona con el hecho de que la pérdida arranca con gran probabilidad en el contexto homovocálico -edes con independencia de las categorías flexivas y temporales que actualice la terminación, lo que refuerza la hipótesis del cambio fonético como arranque del cambio morfosintáctico. En efecto, Rini (1999) establece una sucesión de nivelaciones analógicas en base a la forma (-edes: futuro > pres. ind. 2ªconj. > pres. subj. 1ª conj. à -ades: pres. subj. 2ª conj. > pres. ind. 1ª conj), aunque deja sin ordenar las terminaciones -ides y -odes en la secuencia.

A pesar de que ya Dworkin en los trabajos citados subraya la abundancia de desinencias abreviadas para las tres conjugaciones principales en las obras del aragonés Juan Fernández de Heredia en la segunda mitad del siglo XIV, el interés por establecer el foco de difusión y por incluir el factor geográfico como parámetro explicativo de los procesos de cambio ha sido prácticamente nulo. Los conteos ofrecidos recientemente por Álvarez Rodríguez (2002-2004) de las formas de las desinencias de la persona vosotros en el Tucídides herediano (1396) redundan en el señalamiento de las variedades aragoneses como centro difusor de la innovación. Los conteos son los siguientes: -ades (43/133), -aes (63/133), -ás (2/133) / -edes (115/269), -és (154) / -ides (10/12), -ís (2/12) / sodes (5/31), sois (26/31).

La fijación del foco innovador en el área aragonesa podría contribuir a resolver el supuesto contraste cronológico entre los esquemas llanos y los esdrújulos. En efecto, tal divergencia acentual no existe en las hablas aragonesas, que conservan, como el italiano estándar, la acentuación etimológica en las formas del plural: cantabámos, cantabáis (Pato, 2012). El estado de la cuestión ha pasado por alto, de manera generalizada, que la diferencia acentual podría no haber existido (o, al menos, no en todos los dialectos) en la misma medida que en el español normativo actual y que, por lo tanto, el condicionamiento prosódico que se supone en la base del contraste cronológico podría no haber actuado. En definitiva, las formas verbales de 2ª persona plural, al menos, en las áreas promotoras del cambio no diferían en la acentuación.

Los mapas del AHE se han obtenido mediante las búsquedas de todas las variantes susceptibles de materializar el morfema verbal de 2ª persona plural en la historia del español. En concreto, se han buscado las siguientes terminaciones:

           - ades, edes, ides, odes, aes, ees, ies, oes, as, es, is, os, ais, eis, ois.

En las formas pertinentes las búsquedas se han realizado mediante la forma con tilde y sin tilde. Los resultados se han depurado manualmente para obtener solo las desinencias de las formas verbales de acentuación llana. Las desinencias que se han concretado se agrupan de la siguiente manera:

- Variante larga: -ades (2238), -edes (1485), -ides (67), -odes (57).

- Variante reducida: a) con hiato: -aes (6), -ees (4) / b) con asimilación: -ás (5), -és (42), -ís (26).

- Variante con diptongo: -áis (336), -éis (370), -ois (35).

Las variantes largas se documentan en los cuatro siglos considerados, desde 1206 hasta 1600. Las desinencias con hiato -ees y -aes se documentan, respectivamente, desde 1353 (querees) hasta 1482 (dees) y desde 1449 (daes) hasta 1494 (fagaes). Las variantes asimiladas se documentan por primera vez en 1382 para -és (querrés) y en 1388 para -ás (livrás) en sendos documentos dados en Calatayud (Zaragoza) y Jaca (Huesca). Las últimas apariciones se registran en documentos de Guadalajara (comprés, obligás) y Toledo (mandés) fechados en 1525. Por lo que se refiere a los diptongos desinenciales, se encuentran en un documento de 1417 localizado en Rubielos de Mora (Teruel) bien integrados en la flexión verbal del presente de indicativo (avéis, escomencéis) y de subjuntivo (fagáis, podáis, seáis) y del futuro (compraréis, dessepararéis, obriréis, querréis). En el mismo territorio se halla el primer ejemplo de sois (Teruel, 1428). 

El mapa dinámico del AHE muestra cómo las desinencias largas -ades, -edes, -ides y -odes ocupan todo el territorio durante el siglo XIII con una tasa de aparición equiparable y perduran hasta el siglo XVI en el dominio leonés y, con una fuerte intensidad, en la franja central. En la segunda mitad del siglo XIV se documentan desinencias reducidas (-aes, -ees, -ás, -és) en la zona navarroaragonesa que se van expandiendo hacia el territorio central a lo largo del siglo XV; estas formas breves no se documentan en el dominio leonés hasta el siglo XVI. Cabría interrogarse si las terminaciones reducidas halladas en este dominio son la consecuencia de un trasvase desde el este peninsular o el efecto de un cambio independiente con doscientos años de diferencia con respecto a la innovación oriental. Los diptongos desinenciales se documentan en la centuria del cuatrocientos con especial vigor en Navarra y Aragón (casi cinco de cada diez diptongos flexivos se registran en esta área) y se expanden hacia el oeste (la Castilla norteña) y, en especial, hacia el sur (la Castilla meridional, Andalucía y Murcia). En el siglo XVI los diptongos flexivos no están implantados en el dominio leonés.

Los datos analizados permiten establecer la cronología del cambio. Las variantes reducidas (con hiato o asimiladas) surgen a mediados del siglo XIV —datación acorde con lo propuesto por el estado de la cuestión. Las desinencias asimiladas -ás, -és no sobrepasan el primer cuarto del siglo XVI y, a partir de ese momento, sus apariciones se deben a la estándar -ís que se actualiza, debida a la infrecuencia de los verbos en -ir, con escasez. Las formas con hiato (-aes, -ees) no atraviesan la frontera del quinientos y anticipan la creación de los diptongos desinenciales.

Figura 1

Figura 1. Cronología de las desinencias de 2ª persona plural.

Los diptongos desinenciales aparecen en el siglo XV con frecuencias mínimas, pero su auge resulta imparable y determina el declive de las terminaciones con -d-. En la primera mitad del siglo XVI, los diptongos flexivos superan a las terminaciones largas y, en la segunda parte de la centura, se imponen casi por completo (más del 80%) como alomorfos preferentes para la actualización del morfema verbal de la persona vosotros.

 

-éis

-áis

 

futuro

pres. ind.

pres. subj.

pres. subj.

pres. ind.

 

casos

%

casos

%

casos

%

casos

%

casos

%

1401-1450

6

46,2

6

46,2

1

7,6

6

100,0

0

0,0

1451-1500

15

25,9

26

44,8

17

29,3

16

69,6

7

30,4

1501-1550

16

10,3

75

48,4

64

41,3

119

79,9

30

20,1

1551-1600

41

22,4

64

35,0

78

42,6

142

91,6

13

8,4

Tabla 1. Empleo de los diptongos desinenciales según tiempo verbal.

Los datos que ofrece la tabla 1 permite formular hipótesis sobre la flexión modo-temporal que sirve de base para la extensión analógica de los diptongos flexivos. En el caso de -éis no resulta fácil discernir si el origen se encuentra en el futuro o en el presente de indicativo de los verbos de la 2ª conjugación (avedes > avéis). Por más que las frecuencias estén igualadas en el comienzo de la innovación, la desinencias del presente de indicativo, por la frecuencia general de los verbos en -er, parece liderar el proceso de extensión analógica en las fases sucesivas. En cualquier caso, se evidencia que el pasaje -edes > -éis avanza a un ritmo superior que el de -ades > -áis. Las formas de subjuntivo en -áis van siempre por delante que las del indicativo de los verbos de la 1ª conjugación. Es posible conjeturar que los verbos en -er, por la presión de las formas del presente de indicativo, hayan extendido el empleo flexivo del diptongo a las correspodientes del subjuntivo y desde este modo se haya propagado el diptongo al presente de los verbos en -ar, de acuerdo con el siguiente proceso:

pres. ind. (2ª) / futuro > pres. subj. (2ª) > pres. subj. (1ª) > pres. ind. (1ª)

La hipótesis bosquejada podría reforzarse considerando que la variante -ees se registra a mediados del siglo XIV en los presentes de indicativo querees y devees.

Es posible determinar la valoración diastrática de las variantes flexivas considerando el ámbito sociodiscursivo en que concurren con mayor frecuencia. Los ámbitos socioestilísticos se agrupan en los de mayor formalidad y elaboración estilística como los documentos cancillerescos y otros emitidos en ámbito eclesiástico y jurídico-administrativo (indicados con “a” de “altos” en el gráfico de la figura 2) y en los de menor formalidad como los documentos de la esfera privada y particular (señalados con “b” de “bajos” en el gráfico).

Figura 2

Figura 2. Evolución de la marcación diastrática de las variantes reducidas/diptongadas por macroárea dialectal.

El gráfico, que muestra la evolución de la marcación diastrática de las desinencias breves en las dos centurias centrales del cambio (1350-1550), se elabora a partir de las frecuencias correlativas entre las variantes largas y no largas (reducidas y diptongadas) por ámbitos sociodiscursivos en las dos macroáreas principales: la nororiental (Navarra y Aragón) y la centrooccidental (las dos Castillas y León). El gráfico pone en evidencia cómo las formas reducidas surgen en los ámbitos más cercanos a la modalidad vernácula en el área navarroaragonesa. En efecto, en los años a caballo entre los siglos XIV y XV formas como avés, querrés, mandarés, ordenarés y livrás se localizan en documentos de ámbito particular de Zaragoza y Huesca, si bien estas formas reducidas, junto con las diptongadas, contarán inmediatamente con el favor de los registros más elevados, especialmente, en el ámbito eclesiástico. La vinculación con los textos y documentos más cercanos a la oralidad concuerda con la motivación fonética de la síncopa de -d-. En los territorios nororientales las formas diptongadas adquieren paulatinamente prestigio y terminan desterrando casi categóricamente las terminaciones largas en los ámbitos más formales en la primera mitad del siglo XVI.

En el centro y el occidente peninsular las formas reducidas y diptongadas penetran “desde abajo” y no son aceptadas en los registros más elevados hasta la primera mitad del siglo XVI. En los ámbitos cancillerescos las terminaciones largas materializan cuatro de cada diez morfemas todavía en 1550 y mantendrán este estatuto hasta finales del siglo XVI.

En un trabajo anterior, Del Barrio (2021) emplea como base de datos complementaria el corpus epistolar Post-Scriptum y analiza las formas verbales de 2ª persona plural entre 1500 y 1700. De este análisis se obtienen 641 casos de estas desinencias en formas verbales graves. En este corpus el morfema desinencial se actualiza exclusivamente por medio de las variantes reducidas asimiladas (dirés, aguardés) (que no superan el límite temporal de 1550) o las diptongadas modernas. No se registran las variantes largas, lo que indica que en los registros más cercanos a la oralidad (como las cartas privadas) la extensión de los diptongos desinenciales ya se había concluido en el siglo XVI. En el corpus CODEA el primer caso del diptongo desinencial en formas verbales esdrújulas (el futuro de subjuntivo hallareis) aparece en 1596. El corpus epistolar, donde se contabilizan 5 casos (abíais, fuerais (2), sentíais, ubierais) en una carta fechada en Zaragoza en 1586, confirma la implantación tardía del diptongo en las formas proparoxítonas. Ahora bien, cabe subrayar que en el CODEA se encuentran dos imperfectos de indicativo con diptongo (compravais, avíais) en el mismo documento (Rubielos de Mora, Teruel, 1417) donde se hallan los primeros casos de diptongo con formas verbales llanas. La cronología y el lugar de estos primeros ejemplos sugieren la necesidad de replantear el desequilibrio temporal aceptado de manera general por lo que respecta a la extensión del diptongo desinencial a los esquemas verbales llanos y esdrújulos. La documentación de las primeras ocurrencias de -steis para el tiempo pretérito a finales del siglo XVI en cartas privadas procedentes del oriente peninsular abunda en la necesidad de revisar el estado de la cuestión.

El presente capítulo aborda el desarrollo de las desinencias de segunda persona plural en la historia del español y enfatiza los factores socioestilísticos y geográficos para proponer una explicación sobre la creación y difusión de la innovación flexiva. Los estudios anteriores apenas han prestado atención a la distribución dialectal de las variantes en juego. Al combinar datos de los dialectos históricos y aspectos sociodiscursivos, es posible iluminar algunos aspectos esenciales en la genésis, desarrollo y difusión de las desinencias del español (europeo) estándar. A pesar de que las formas verbales esdrújulas y la terminación -stes quedan fuera del foco principal del trabajo, sus conclusiones pueden aportar una nueva perspectiva para comprender la extensión de los diptongos flexivos a estas formas. La conclusión principal del capítulo consiste en que las desinencias reducidas y diptongadas surgen en las variedades nororientales durante la segunda parte del siglo XIV.

Álvarez Rodríguez, Adelino (2002-2004): “El Tucídides aragonés: las formas de segunda personal del plural en el presente y futuro imperfecto de indicativo y en el presente de subjuntivo”, Archivo de Filología Aragonesa, 59-60, 1031-1041.

Bustos Gisbert, Eugenio (2007): “Las desinencias de segunda persona de plural: ¿un problema resuelto? Estado crítico de la cuestión”, Revista de Historia de la Lengua Española, 2, 173-188.

Del Barrio de la Rosa, Florencio (2021): “Sociodialectología histórica de las desinencias de 2ª persona plural en el español peninsular europeo. Transmisión, difusión y divergencia dialectal”, en Blanca Garrido, Carmen Moral del Hoyo y Matthias Raab (eds.), Variación diatópica y morfosintaxis en la historia del español. Santiago de Compostela: Añejo 82 de Verba, 223-256.

Dworkin, Steven N. (1988a): “The diffusion of a morphological change: The reduction of the old Spanish verbal suffixes ‘-ades’, ‘-edes’ and ‘-ides’”, Medioevo Romanzo, 13(2), 223-236.

Dworkin, Steven N. (1988b): “The interaction of phonological and morphological processes: the evolution of the Old Spanish second person plural verb endings”, Romance Philology, 42, 144-155.

Lapesa, Rafael (1970 [2000]): “Las formas verbales de segunda persona y los orígenes del ‘voseo’”, en Estudios de morfosintaxis histórica del español, II. Madrid: Gredos, 682-697.

Malkiel, Yakov (1949): “The contrast ‘tomáis’-‘tomávades’, ‘queréis’-‘queríades’ in Classical Spanish”, Hispanic Review, 17, 159-165.

Pato, Enrique (2012): “‘Cantabámos’ por ‘cantábamos’: forma “etimológica” del español rural”, Archivo de Filología Aragonesa, 68, 213-230.

Rini, Joel (1996): “The vocalic formation of the Spanish verbal suffixes -áis/-ás, -éis/-és, -ois/-os, and -ís: A case of phonological or morphological change?”, Iberoromania, 44, 1-16.

Rini, Joel (1999): “The morphological spread of sound change. The reduction of old Spanish -ades, -edes, -ides, -odes”, en Exploring the role of morphology in the evolution of Spanish. Amsterdam-Philadelphia: John Benjamins, 113-146.

Autor/a:
Florencio del Barrio de la Rosa (Università Ca' Foscari Venezia)
Title:

Second person plural endings in Spanish


Abstract:

The present chapter tackles the historical development of Spanish second person plural endings and focuses on sociostylistic and geographical factors to explain the coinage and diffusion of the innovative inflectional diphthongs. As a matter of fact, previous studies have paid no attention to the dialectal distribution of the variants at stake. The interplay between socio-stylistic factors and historical dialectal data provides some insights into the genesis, development and difussion of standard endings in European Spanish. Although unstressed and -stes endigns are put aside in this chapter, its outcomes can also be applied to account for the extension of the inflectional diphthongs to these forms. The present chapter concludes mainly that reduced and diphthong endings arise in north-eastern territories during the 14th century.

Mapas de los rasgos estudiados:

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