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Atlas Histórico del Español

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El sufijo adverbial -mente y sus variantes

La conversión del ablativo del sustantivo latino mĕntē en el principal formante adverbial de las lenguas romances representa uno de los ejemplos más evidentes y significativos del proceso de gramaticalización. Esta forma nominal atraviesa los progresivos estadios de gramaticalización desde un elemento léxico pleno y autónomo hasta convertirse en un afijo gramatical. Este sufijo constituye el mecanismo morfológico fundamental para crear adverbios a partir de adjetivos en las principales lenguas románicas y en cada una de ellas exhibe diversos grados de gramaticalización (Karlsson, 1981). El étimo latino pasa a -mente en lenguas como el portugués, el español y el italiano, mientras que se adapta con apócope en francés y catalán (-ment).

En la historia del español, este sufijo adverbializador ofrece tres variantes fundamentales a las que la bibliografía ha caracterizado esencialmente en virtud de su tipo de transmisión. La forma -mente se considera un cultismo transmitido por vía escrita (Company, 2012a), mientras que la variante con diptongación -miente se analiza como el resultado de la evolución patrimonial en iberorromance. La variante -mientre constituye la forma más arcaica de la adaptación del formante adverbializador en los romances peninsulares y se presenta también sin diptongo (-mentre). Su formación no está exenta de controversia. En trabajos recientes, se sostiene (Company, 2021) que la -r- es el resultado de una epéntesis frecuente en otras formaciones adverbiales (alquantre) y léxicas (estrella). Sin embargo, el tratamiento clásico expuesto en Karlsson (1981) que defiende el origen de -mentre como la adaptación de dos mecanismos adverbializadores latinos (mĕnte + iter > *mĕnter), mantiene su vigencia. De acuerdo con esta visión, la forma -mientre procede de la metátesis de la consonante líquida en línea con otras formaciones (inter > entre). Esta variante sufijal aparece en las primeras muestras escritas del romance en la Península como demuestran las formas mondamientre, buenamientre de las Glosas emilianenses o el adverbio fuertemientre del primer verso conservado del Poema de mio Cid.

En los últimos años se ha renovado el interés por la diacronía de los adverbios en -mente en especial por los factores textuales (Company, 2012a), su gramaticalización (Company, 2012b, 2014) y los patrones adverbializadores que influyen en su difusión (Hummel, 2013). Respecto de los factores textuales, -mente se considera un “cultismo peculiar” (Company, 2012a: 27) que se difunde por transmisión escrita y suplanta, desde arriba, la variante patrimonial. La falta de diptongación de la e breve tónica certifica el estatuto de cultismo de la variante actual, pero es necesario en este punto deslindar los aspectos etimológicos de los sociolingüísticos. En efecto, convendrá establecer el perfil registral de estas variantes en la historia de la lengua española antes de extraer conclusiones acerca de su caracterización socioestilística. El estudio de los adverbios en -mente ha revelado un profundo entramado de relaciones interculturales entre las principales lenguas europeas, por lo que concierne la creación y difusión de este patrón adverbializador (Hummel, 2013) y el desarrollo de sus funciones discursivas en el plano de la modalización y la estructuración textual.

A pesar de este reciente interés teórico por las formaciones en -mente, la atención dedicada a factores de variación geográfica ha sido escaso. En Del Barrio (2016) se analizan 941 casos de adverbios sufijados por las tres variantes principales dentro del marco de la dialectología histórica en un intervalo cronológico de doscientos años (1221-1420). En este trabajo se demuestra cómo la solución triunfadora -mente avanza desde las variedades nororientales hacia el oeste a lo largo del siglo XIV, si bien no está ausente de los textos representativos de una norma escrita eclesiástica. Estas conclusiones confirman la hipótesis tradicional de Karlsson (1981) sobre la difusión por dos vías de esta variante: el contacto lingüístico con variedades orientales que muestran, además, una fuerte influencia franca y el latinismo que vincula este sufijo con tradiciones eclesiásticas.

El mapa del AHE se ha elaborado a partir de las búsquedas en el corpus CODEA de las terminaciones mente, miente con sus respectivas alternativas apocopadas (ment, mient), así como las formas con -r- con y sin diptongo: mientre, mentre. De los resultados obtenidos se han seleccionado y analizado exclusivamente las formaciones adverbiales.

Los primeros resultados del adverbio -mente bajo la variante apocopada -ment se encuentran en documentos eclesiásticos del área toledana (1213) y, en particular, de Huesca (1225). A partir de 1544 se registran únicamente adverbios en -mente.

Los mapas confirman el avance desde las variedades orientales del sufijo -mente. En el siglo XIII esta variante predomina en los territorios navarro-aragoneses, pero se documenta en áreas noroccidentales. En el siglo XIV se configura un reparto dialectal claro entre las formas con diptongo (miente) y sin diptongo (mente) articulado por el eje oeste-este. En la transición de esta centuria a la siguiente se produce la difusión definitiva de -mente con exiguos reductos del sufijo patrimonial en los territorios norteños de León (Asturias, León, Zamora) y Castilla (Cantabria, Palencia y Valladolid). En el siglo XVI la presencia de -miente es testimonial y a partir de la segunda mitad de esta centuria la extensión de -mente resulta completa en todas las variedades.

Por lo que se refiere a las variantes apocopadas, la forma -ment se concentra a partir de la segunda mitad del siglo XIII en los territorios de Navarra y Aragón, donde perviven los escasos ejemplos registrados en la primera mitad del siglo XVI. En consonancia con el carácter noroccidental de miente, su contrapartida con apócope se da en los mismos territorios, si bien apenas supera el siglo XIV. 

Las variantes de los adverbios en -mente proporcionan un parámetro crucial para fijar la periodización de la historia de la lengua española. Las búsquedas en el corpus CODEA permiten afinar la cronología de estas variantes sufijales. De acuerdo con los datos de la tabla 1, la forma mientre (que subsume la minoritaria sin diptongo) se confirma como la variante primitiva, en claro retroceso a partir de la segunda mitad del siglo XIII. La forma -mente, prácticamente categórica desde el inicio del siglo XV, sostiene una lucha con la variante patrimonial, especialmente intensa en la primera mitad del siglo XIV.

 

mente

miente

mientre

 

casos

%

casos

%

casos

%

1201-1250

10

20,0

7

14,0

33

66,0

1251-1300

112

42,7

53

20,2

97

37,0

1301-1350

171

58,6

84

28,8

37

12,7

1351-1400

237

77,5

60

19,6

9

2,9

1401-1450

404

96,4

15

3,6

0

0,0

1451-1500

429

99,8

1

0,2

0

0,0

1501-1550

422

99,5

1

0,2

1

0,2

1551-1600

476

100,0

0

0,0

0

0,0

Tabla 1. Frecuencias absolutas y relativas de los sufijos adverbiales por período.

Los porcentajes comentados trazan la curva del cambio de cada una de las variantes como se muestra en el gráfico de la figura 1. La curva de evolución de -mientre confirma su caída a lo largo del siglo central de la Edad Media desde un 66% hasta desaparecer en la primera mitad del siglo XIV. Si se considera que las formas con -r- proceden del cruce innovador *mĕnter (o incluso si se acepta que la consonante surge por una epéntesis de base fonética), el gráfico muestra el declive de un cambio fallido (Postma, 2010) como señala la mitad menguante de una curva en campana. Las formas -mente y -miente despegan en la primera mitad del siglo XIII de manera semejante, pero con porcentajes diferentes: la primera parte con más del 40% de las ocurrencias y diseña una triunfante curva en S. La segunda dobla su frecuencia de aparición desde un 14% a un 29% en el período sesquicentario entre 1201 y 1350, momento a partir del cual la curva desciende gradualmente de apróximadamente 10 puntos y en su descenso traza el recorrido curvilíneo de los cambios fallidos. En la primera mitad del siglo XIV se advierte un conflicto normativo por el cual ambas variantes luchan por hacerse con el espacio registral y, en especial, geográfico. En definitiva, los sufijos adverbiales -mente y -miente constituyen variantes bien diferenciadas, con un reparto del espacio geográfico y comunicativo, pero con la suficiente proximidad funcional como mecanismo adverbializador.

Figura 1

Figura 1. Evolución de los sufijos adverbiales en la historia del español.

El factor registral ha desempeñado una función determinante en la explicación del proceso de cambio lingüístico que lleva al triunfo de -mente y a la desaparición del resto de variantes. La diptongación que ofrecen los sufijos -mientre y -miente ha servido para vincular estas variantes a la evolución patrimonial y, en última instancia, a la oralidad. La ausencia de diptongo en -mente justificaría su estatuto de cultismo y apoyaría una transmisión culta a través de la escritura. Es necesario distinguir la transmisión culta de -mente de consideraciones sociolingüísticas que puedan justificar su adopción como sufijo general para la formación de adverbios. Los tres sufijos aparecen en documentos pertenecientes al entero espectro registral. De hecho, la variante -mientre, mayoritariamente en la Alta Edad Media, destaca por aparecer en documentos emitidos desde la Cancillería real.

Con la intención de arrojar algo de luz a la valoración socioestilística de las nuevas variantes -mente y -miente, se ofrece la evolución de cada una de las variantes (figura 2) por ámbito de emisión de los documentos. Se consideran los ámbitos cancilleresco y particular por representar los dos extremos de una escala de mayor a menor formalidad. Además, se limita el factor geográfico a la sintopía castellana, de norte a sur, con el objetivo de determinar el prestigio que ambas formas poseen en los siglos centrales del cambio y los motivos socioestilísticos que pueden explicar la adopción de -mente.

Figura 2aFigura 2b

Figura 2. Evolución de la marcación socioestilística de -mente y -miente.

Los gráficos muestran cómo -miente aparece en la segunda mitad del siglo XIII en documentos castellanos de ámbito cancilleresco en más de un 70% de sus apariciones. Esta variante era considerada, por tanto, un elemento socialmente culto. A medida que avanza el siglo XIV, de manera moderada en su primera parte y con intensidad en la segunda mitad de la centuria, se produce el cambio en la marcación diastrática de -miente, lo que conlleva la pérdida de prestigio registral, en beneficio de -mente. En lo relativo a los documentos particulares, propios de la cotidianidad lingüística y cercanos a la oralidad, ambas variantes se reparten el espacio en el primer corte cronológico representado en los gráficos con un 60% de adverbios en -mente en esta tipología registral frente a un 40% de adverbios terminados en -miente. De nuevo, el gráfico señala la primera mitad del trescientos como el momento decisivo en la infravaloración de -miente. Una vez que el sufijo mente adquiere la connotación de forma prestigiosa y solemne entre 1301 y 1350 se extenderá por toda la escala registral en una dirección que procede desde arriba hacia abajo. La difusión de -mente a través de la escala registral confirma, de acuerdo con Hummel (2013), que las formaciones adverbiales con este sufijo predominan en contextos formales y se transmiten por la escritura. A partir del siglo XV, -mente prevalece en los documentos solemnes, así como en los menos elaborados. En esta época, el puñado de ejemplos de -miente está relegado, en Castilla, a los documentos de ámbito eclesiástico y en el dominio asturleonés, además, a textos de la esfera privada y jurídica. En definitiva, durante el siglo XIII la forma -miente, patrimonial desde la perspectiva etimológica, cuenta con el prestigio de la Cancillería castellana, pero esta situación sociotextual cambia radicalmente en la primera mitad del siglo XIV, cuando -mente, forma más próxima al latín, se extiende a través de los textos más solemnes impulsada por el prestigio que en esta época adquieren las variedades orientales de Navarra y Aragón.

El estudio de Company (2014) está basado en el análisis de obras literarias y documentales. Según los datos proporcionados por esta autora en el cuadro 1 (2014: 506-507), las variantes diptongadas -mient(r)e disminuyen de un 76% (321/421) de aparición en los textos fechados en el siglo XIII a menos del 1% (4/765) para los textos de la centuria siguiente. Esta autora concluye que en el siglo XIV la forma -mente con apócope o sin ella es prácticamente categórica (761/765). Estos datos no están en línea con los ofrecidos en el presente capítulo, como muestran los datos de la tabla 1. En esta tabla, los datos conjuntos para -mient(e) y -mientre arrojan, para el siglo XIV, porcentajes superiores al 30% (190/598), lo que obliga a matizar la “rápida generalización” de la forma no diptongada.

Las unidades -mente, -miente y -mientre constituyen las variantes principales del sufijo formativo de adverbios en las etapas antiguas del español. Estas variantes se revelan fundamentales para establecer una periodización de la historia de la lengua española. Para explicar su evolución es necesario atender a factores geográficos y registrales que conjugados permiten dar cuenta de los motivos de la generalización de la variante -mente en la segunda mitad del siglo XIV, de su expansión a partir de las variedades orientales de Navarra y Aragón, así como de sus vías de difusión desde los registros estilísticos más formales.

Company Company, Concepción (2012a): “Condicionamientos textuales en la evolución de los adverbios en -mente”, Revista de Filología Española, 92 (1), 9-42.

Company Company, Concepción (2012b): “Reanálisis múltiple, gramaticalización e incertidumbre categorial en la formación de los adverbios en -mente del español”, en Emilio Montero Cartelle (ed.), Actas del XIII Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española. Santiago de Compostela: Meubook, 301-314.

Company Company, Concepción (2014): “Adverbios en -mente”, en Concepción Company Company (dir.), Sintaxis histórica de la lengua española. Tercera parte: Adverbios, preposiciones y conjunciones. Relaciones interoracionales, 3 vols. México: Fondo de Cultura Económica/Universidad Nacional Autónoma de México, 459-614.

Company Company, Concepción (2021): “Las misteriosas /r/ de los adverbios en -mente del español medieval”, Zeitschrift für romanische Philologie, 137 (3), 797-826.

Del Barrio de la Rosa, Florencio (2016): “La distribución de las variantes -mente, -miente y -mientre en el CODEA (1221-1420): Espacio variacional y cambio lingüístico”, Scriptum Digital, 5, 85-102.

Hummel, Martin (2013): “La dimensión intercultural de la expansión diacrónica de los adverbios en -mente”, en M.ª Pilar Garcés Gómez (ed.), Los adverbios con función discursiva. Procesos de formación y evolución. Madrid-Frankfurt am Main: Iberoamericana/Vervuert, 15-41.

Karlsson, Keith E. (1981): Syntax and Affixation: The Evolution of mente in Latin and Romance. Tübingen: Niemeyer.

Postma, Gertjan (2010): “The impact of failed changes”, en Anne Breitbarth, Christopher Lucas, Sheila Watts y David Willis (eds.), Continuity and change in grammar. Amsterdam-Philadelphia: John Benjamins, 269-302.

Autor/a:
Florencio del Barrio de la Rosa (Università Ca' Foscari Venezia)
Title:

Adverbial suffix -mente and its variants


Abstract:

The adverbilizing suffix -mente offered a number of morphological variants in Old Spanish. Its main variants (-mente, -miente, -mientre) crucially allow a chronological periodization of the history of the Spanish language. In order to explain its diachrony, it is necessary to attend to geographical and stylistic factors. The combination of these factors accounts for the generalization of -mente through the second half of 14th century, its expansion from the eastern varieties of Navarra and Aragon, as well as its diffusion from the most prestigious registers.

Mapas de los rasgos estudiados:

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