Durante la Edad Media, la variante fasta fue la forma predominante de ḥattà; sin embargo, a finales del s. xv, aparecieron los primeros casos de hasta, que se generalizó de manera inmediata en el s. xvi. Asimismo, se recogen en el CODEA+2022 las variantes ata, fata y asta. Por otro lado, la etimología de hasta procede del árabe ḥattà, siendo uno de los pocos préstamos gramaticales de esta lengua (Morera, 2014: 1786). No obstante, existe un amplio debate que cuestiona el origen árabe de la preposición y optan por un origen latino. Corominas y Pascual registran las variantes ata (desde las Glosas Emilianenses hasta el Fuero de Avilés), fata (Cid y Fazienda de Ultramar), fasta (Cid) y hasta (presente desde Nebrija). También dan fe de variedades regionales: en gallego, asta triunfó desembocando en las variantes astra, atá y até; en el hispanoárabe, haté y en Valencia, dasta, hasda, handa, danda (1980-1991: 323-324). Actualmente, en portugués se mantiene la forma até, en gallego ata, en asturiano hasta, en aragonés dica y en catalán fins.
Los estudios realizados sobre la distribución diatópica de las variantes de la preposición ḥattà son minoría, ya que la mayoría de estas investigaciones se han centrado en la vertiente diacrónica.
Según Espinosa Elorza (2010: 222), en latín existían tres fórmulas que equivalían a ‘hasta’: la preposición tenus, el adverbio usque e introad con el significado adverbial ‘dentro’. Mientras que las dos primeras formas no dejaron rastro en las lenguas iberorromances, la última desembocó en la forma entro a del aragonés medieval y del catalán antiguo. No obstante, también se pueden encontrar algunos casos de entro a en León y Castilla (Menéndez Pidal, 1965: 376).
La preposición hasta procede del árabe ḥattà, siendo así uno de los pocos préstamos gramaticales provenientes de esta lengua (Morera, 2014: 1786). En cuanto a la evolución de ḥattà > hasta, la secuencia -tt- era ajena al romance, por lo que se produjo una diferenciación con una d fricativa (hadta) que acabó evolucionando a la secuencia -st-, ya que la lengua rechazaba la combinación -zt- (Corominas y Pascual, 1980-1991: 323). Además, Menéndez Pidal considera que hubo un proceso de ultracorrección de h- > f- en ḥattà > fatta, debido a que la evolución esperada es de f- > h- (1956: 206).
Alarcos estudió el uso de las diferentes formas de hasta respecto a la distribución registral. Las variantes que presentaban aspiración eran utilizadas por el pueblo llano, mientras que las comenzadas por f- eran propias de la norma culta. En el s. xv las variantes en f- comienzan a asimilarse a las variantes aspiradas y, finalmente, desaparecen en pro de las variantes sin aspiración. En cuanto a la variante hasta, se empieza a generalizar en el s. xvi y se consolida en el s. xvii. (1951-1952: 39).
El mapa del AHE se ha obtenido a partir de búsquedas de las siguientes secuencias:
- asta/ata/fasta/fasta’l/fata/hasta
El ejemplo más antiguo de hasta en el CODEA aparece en un documento cancilleresco de Madrid del 1467. Por otro lado, asta presenta su primer en un documento de Palencia del 1186 y se extiende hasta el 1594. Su variante más cercana a la etimología árabe ata se registra por primera vez en un documento de Huesca en 1225 y por última en 1519 en Navarra. La variante predominante en la Edad Media, fasta, sitúa su rango entre su primera aparición en 1185 en Palencia y el último en 1622 en Madrid. Finalmente, fata registra su primer caso en 1199 en Toledo y el último en 1348 en Cantabria.
La distribución de las variantes medievales de hasta parece estar fuertemente condicionada por la variación diatópica. Desde el inicio, se puede observar cómo la variante ata queda relegada a la zona septentrional no castellana, especialmente en el territorio asturleonés y navarro. En un principio, como se aprecia en el mapa del s. xiii, la forma fasta predominaba por el centro peninsular, en el que se disputaba con fata por ser la forma preferente. El proceso de generalización de fasta comienza en el siglo xiv, a expensas de fata, y culmina en el s. xv. Sin embargo, los primeros casos de hasta aparecen a finales del s. xv en Madrid, Álava, Valladolid y Cantabria, y se generaliza de manera inmediata en el s. xvi, destituyendo a fasta como forma preferente. Finalmente, junto a la expansión de hasta, se da la de su variante asta, que podría indicar que la h- carece de aspiración.
En la siguiente tabla, se puede observar una clara distribución de las variantes de hasta en los diferentes registros: la variante ata es claramente favorecida en textos particulares, mientras que fata en el s. xiii es la forma preferente en documentos cancillerescos.
XIII | XIV | XV | XVI | |||||
Part | Canc | Part | Canc | Part | Canc | Part | Canc | |
ata | 3/30 [10 %] | 1/129 [0,8 %] | 3/78 [3,8 %] | 0 | 5/66 [7,6 %] | 0 | 0 | 1/78 [1,3 %] |
fasta | 22/30 [73,3 %] | 91/129 [70,5 %] | 59/78 [75,6 %] | 64/67 [95,5 %] | 60/66 [90,9 %] | 80/83 [96,4 %] | 12/134 [9 %] | 23/78 [29,5 %] |
fata | 5/30 [16,7 %] | 37/129 [28,7 %] | 15/78 [19,2 %] | 3/67 [4,5 %] | 0 | 0 | 0 | 0 |
asta | 0 | 0 | 1/78 [1,3 %] | 0 | 0 | 0 | 34/134 [25,4 %] | 2/78 [2,6 %] |
hasta | 0 | 0 | 0 | 0 | 1/66 [3,6 %] | 3/83 [3,6 %] | 88/134 [65,7 %] | 52/78 [66,7 %] |
Tabla 1. Porcentajes y número de aparicios de las variantes de hasta según ámbito de emisión.
La variante ata se usa prácticamente en la totalidad de los casos registrados en textos de ámbito particular, tendencia que indicaría su falta de prestigio. Asimismo, presenta dos casos en textos cancillerescos, uno en el s. xiii y otro en el s. xvi. Por otro lado, las variantes fasta y fata, predominantes en el centro de la península ibérica, presentan un patrón completamente diferente. Desde el inicio, la variante fasta gozó de prestigio y mantuvo porcentajes similares de aparición entre textos particulares y cancillerescos hasta el s. xvi, siglo en el que sus últimas apariciones dieron preferencia a textos de carácter culto. No obstante, la variante fata presenta un cambio de tendencia en los dos siglos en los que se registra. En el s. xiii, alcanza el 28,7 % de los casos de textos de ámbito cancilleresco, frente al 16,7 % en textos particulares, que indicarían el prestigio de la forma; sin embargo, en el s. xiv, se invierten los porcentajes: pasa a tener únicamente un 4,5 % de los casos en textos cultos frente a un 19,2 % de los casos en textos particulares. Este cambio de patrón parece indicar una clara pérdida de prestigio de la forma, que explicaría su completa desaparición a partir del s. xv. Finalmente, los primeros casos de la variante innovadora hasta se encuentran en textos cancillerescos, por lo que podemos presuponer cierto prestigio de la forma. Así pues, una vez se extendió, se dio por igual en textos de ámbito cancilleresco y de ámbito particular, triunfando como forma preferente. La variante asta, que se extiende de manera prácticamente simultánea a hasta, se configura como la variante menos prestigiosa, registrando únicamente un 2,6 % de los casos en textos cancillerescos y un 25,4 % en textos particulares.
La preposición hasta presenta diversas variantes en la Edad Media. La forma fasta predominó en el centro peninsular durante los siglos xiii-xv, tanto en contextos cultos como en cartas particulares. Por otro lado, fata, variante de prestigio en el s. xiii, sufrió una estigmatización en el s. xiv que desembocó en su desaparición. Asimismo, la variante ata se restringe a la zona septentrional no castellana hasta el s. xvi. La forma innovadora hasta aparece en el s. xv y se expande rápidamente por toda la península ibérica en el s. xvi. Junto a la expansión de hasta, se difunde asta como variante sin prestigio.
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