En general, se considera que para proviene de pora, preposición compleja resultante de la fusión de las preposiciones por y a en castellano, y estas, a su vez, de la fusión de las preposiciones latinas pro y per, junto con la preposición ad. La variante pora predominó en la totalidad del territorio peninsular hasta inicios del s. xiv, en el que la forma abreviada քa, comúnmente desarrollado como para, se convierte en la forma mayoritaria hasta la primera mitad del s. xvi, para dar paso en la segunda mitad del s. xvi a la forma explícita para. Los últimos casos registrados de pora datan del s. xvi en el territorio aragonés; los casos posteriores se deben, probablemente, a erratas. Actualmente, en las lenguas iberorromances ha triunfado la variante para (portugués, gallego, español), la forma acortada pa (asturiano, aragonés) y per a (catalán).
El origen de la preposición pora y su evolución a para es una discusión que ha resurgido en los últimos años. Generalmente, se ha aceptado que para proviene de pora, resultado de la fusión de las preposiciones por y a en castellano, y estas, a su vez, de la fusión de las preposiciones latinas pro y per, junto con la preposición ad (Penny, 2006: 273; Torrens Álvarez, 2007: 117). Sin embargo, lingüistas de prestigio defienden el origen de para en la combinación per + ad (Alvar & Pottier, 1987: 300; Fernández Ordóñez, 2022: 204). Aquellos que optan por esta etimología, defienden el posible desarrollo de la forma abreviada քa en p<er>a y, de esta forma, argumentan la evolución fonética de pera > para, aparentemente más sencilla de explicar que de pora > para. Esta hipótesis concluiría que pora y para son dos variantes con etimologías distinguidas. Sin embargo, Riiho ya desestimó esta idea ya que "salvo en el caso del portugués, en que las dos formas simples se mantienen separadas hasta una época bastante avanzada, resulta inútil discutir la preferencia eventual de las formas pro ad o per ad como étimos de las variantes compuestas romances" (1979: 195).
Los estudios realizados sobre la preposición para y pora versan principalmente sobre su evolución diacrónica y comportamiento sintáctico frente a por (Riiho, 1979; Torres y Baumann, 2006). El primer estudio en tratar la dimensión diatópica del fenómeno fue el de Ueda (2015) a través del CODEA+2015. Sin embargo, por falta de evidencia del desarrollo correcto de la forma abreviada քa, únicamente trabaja con los casos de las formas explícitas pora y para. Aun teniendo un corpus limitado, concluye que la forma pora resiste en el territorio navarroaragonés hasta el s xvi y que la forma innovadora para proviene del occidente peninsular. Los resultados respaldarían la teoría de Hanssen, que considera que en Castilla el cambio de pora > para fue más rápido, llegando a su término en el s. xiv, mientras que en Aragón perduró hasta el s. xv (1913: 311).
Como se ha podido comprobar en el estudio de Ueda, el principal problema del estudio de estas preposiciones es la interpretación y desarrollo de la forma abreviada քa. Así pues, en el estudio diatópico y diacrónico de Cadiñanos (2021) se optó por tratar la forma abreviada como una tercera variante. Los problemas metodológicos fueron tratados en Cadiñanos y Enrique-Arias (2022), en el que se desarrollan cuatro hipótesis del desarrollo de la forma abreviada քa y sus efectos en los datos. A través del estudio de la secuencia abreviada por ventura y la ausencia de textos en el CODEA en los que las dos formas explícitas para y pora convivan, los autores demuestran que քa no abrevia únicamente para, sino que también puede representar pora. Simultáneamente, se publicó un estudio de Fernández-Ordóñez (2022) en el que se explica, a través de datos del CODEA+2020 y textos cancillerescos alfonsíes, cómo la forma abreviada únicamente corresponde a para.
El mapa del AHE se ha obtenido a partir de búsquedas de las siguientes secuencias:
a) para/para’l
b) pora/pora’l/por a
El ejemplo más antiguo de esta preposición en el CODEA es un caso de abreviada քa en un documento de La Rioja de 1162. En cuanto a las formas explícitas, la primera aparición de pora se da en León en 1193, mientras que el de para se ubica en Valladolid en 1227. El ejemplo más tardío de pora, que no se deba a una errata, se da en Teruel en 1522.
Los datos del corpus CODEA confirman la distribución dialectal observados en estudios anteriores (Hanssen, 1913; Ueda, 2015; Cadiñanos, 2021; Fernández-Ordóñez, 2022; Cadiñanos y Enrique-Arias, 2022): para constituye una innovación occidental, que se expande hacia el oriente, mientras que pora resiste como forma preferente en Aragón hasta el s. xvi.
Como se ha comentado anteriormente, la interpretación de la abreviatura y su desarrollo constituye la mayor problemática a la hora de aproximarse a la evolución y distribución de pora y para en el español medieval. En este caso, siguiendo las indicaciones de Cadiñanos (2021) y Cadiñanos y Enrique-Arias (2022), se ha optado por considerar la forma abreviada քa como una tercera variante frente a pora y para. Como se puede observar en el mapa dinámico, desde la segunda mitad del s. xiii hasta la primera mitad del s. xvi la variante քa es la forma preferente en todo el territorio peninsular, excepto en la zona navarroaragonesa. La variante innovadora para aparece en Valladolid a principios del s. xiii y se expande por el oeste y centro peninsular durante los ss. xiv-xv. No obstante, la forma explícita para no penetra hasta el s. xvi en el territorio navarroaragonés, núcleo en el que la forma explícita pora resiste como forma mayoritaria hasta la primera mitad del s. xvi.
En líneas generales, es posible observar el origen y la dirección del cambio, incluso cuando el grueso de los datos se encuentra en las formas abreviadas sin desarrollar. Sin embargo, la interpretación de la abreviatura podrá dar ventaja a para, con el que se produciría el cambio a principios del s. xiv, o podrá atrasarlo hasta la segunda mitad del s. xv (Cadiñanos y Enrique-Arias, 2022: 126).
La variante pora fue la predominante durante la primera mitad del s. xiii, en el que gozó de prestigio en textos cancillerescos. Sin embargo, la forma abreviada քa fue la mayoritaria desde la segunda mitad del s. xiii hasta la primera mitad del s. xvi, en los que pora quedó relegada prácticamente en su totalidad al territorio navarro-aragonés, hasta su desaparición en el primer tercio del s. xvi. La variante innovadora para apareció en occidente a principios del s. xiii y se convirtió en al variante predominante, en su forma explícita, a partir de la segunda mitad del s. xvi. Seguramente, fuese la forma predominante en el occidente y centro peninsular; sin embargo, hay diferentes cronologías propuestas dependiendo del desarrollo de la abreviatura քa, al no tener evidencia suficiente para decidirse por una.
Alvar, Manuel, y Bernard Pottier (1987): Morfología histórica del español. Madrid: Gredos.
Cadiñanos Chapman, Amina (2021): Distribución de pora y para en la historia del español: estudio diacrónico y diatópico. Palma: Universitat de les Illes Balears. Trabajo Fin de Grado dirigido por Andrés Enrique-Arias.
Cadiñanos Chapman, Amina, Andrés Enrique-Arias. «PORA, PARA Y ՔA: problemas metodológicos del estudio de las abreviaturas en castellano medieval». Scriptum digital. Revista de corpus diacrònics i edició digital en Llengües iberoromàniques, 2022, Núm. 11, p. 105-130, https://raco.cat/index.php/scriptumdigital/article/view/412611.
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Hanssen, Federico (1913): Gramática histórica de la lengua castellana. Halle: Max Niemeyer.
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Ueda, Hiroto (2015): «Frecuencia contrastiva, frecuencia ponderada y método de concentración: aplicación al estudio de las dos formas prepositivas del español medieval “pora” y “para”», en Actas Del IX Congreso Internacional de Historia de La Lengua. Cádiz: Iberoamericana Vervuert, pp. 1139-1155.